26 noviembre 2018

RED’S LINE

 CAPÍTULO 1:
PRESENTACIÓN



-          - ¡Otra vez, Nina, otra vez! -la pequeña de cabellos claros animaba a su hermana a que volviera a hacer esa cosa tan especial, aplaudiendo y repitiendo esa frase varias veces.

-         -  ¡Pero, Nieves…! –se quejó la mayor- ¡Es la cuarta vez que me pides lo mismo!

-         -  Lo sé…pero… -se excusó- Me gusta ver como usas tu poder, es muy útil –la menor, de un salto, se bajó del tronco cortado de un árbol y empezó a dar saltitos y a sonreír- ¡Algún día tendré un poder como el tuyo y seré tan genial como tú!

Ante este acto su hermana empezó a sonreír también, pues el entusiasmo y positivismo de su pequeña hermanita la animaba, a pesar del mundo en el que se encontraban, no había ningún motivo para no estar feliz.

-        -  La última vez, ¿vale? Ya sabes que esto me cansa un poco –Nieves dejó de dar saltos y miró a su hermana asintiendo con determinación- Okey…allá vamos.

Nina cerró los ojos, extendiendo su brazo derecho hacia Nieves y concentrándose al máximo, puso su mente en blanco, hasta que de repente visualizó a su hermana a la perfección. Cuando abrió los ojos, pudo ver a la pequeña, flotando y riendo sin parar. Lo había conseguido, otra vez.

-        -  ¡Yupiiiiiiiiiiiiiiii! –gritaba- ¡Más alto, más alto!

-        -  Hehe… ¡tú lo has querido, hermana! –nada más acabar la frase, cerró otra vez sus ojos y comenzó a subir su brazo lentamente. Mientras escuchaba gritar de emoción a Nieves, recordó algo muy importante. Bajó el brazo rápidamente, haciendo que su querida hermanita cayera al suelo, provocando un dolor en sus rodillas.

-         -  ¡Hey, me has tirado! –refunfuñó- ¡No es ju-

No pudo acabar la frase, ya que Nina le había tapado la boca mientras la mandaba callar. Cogió en brazos a Nieves y corrió a esconderse con ella detrás de unos arbustos. Desde ahí, la mayor pudo ver como dos hombres bajos, peludos y con sobrepeso se acercaban a donde se encontraban ellas anteriormente; pudo ver que éstos portaban dos grandes armas de fuego.

-         -  Mierda…-susurró Nina.

-         -  Malhablada –dijo Nieves en el mismo tono que su hermana mientras se cruzaba de brazos.

 - Juraría que había escuchado a una niña gritar… -uno de esos dos hombres fue el que pronunció esas palabras que consiguieron helar la sangre de la mayor poniéndola en alerta.

-          - Deben de estar cerca…

Empezaron a buscar por los alrededores; cada vez que esos dos se acercaban al “escondite” de las hermanas, la pequeña Nieves comenzaba a temblar, abrazando fuertemente a Nina como si su vida dependiera de ello.
Ninguna se quería imaginar lo que les harían si las capturasen, aunque una de las dos sabía exactamente lo que llegaría a pasar si eso fuera posible; digamos que…les pasaría algo horrible, peor que la muerte misma…bueno, eso era lo que pensaba Nina.

-         -  T-tengo miedo… -decía la pequeña casi a punto de llorar.

-          - No pasa nada, Nieves… -la consolaba- Ya sabes que puedo hacer esto.

Cerró los ojos rápidamente y dirigió sus dos brazos hacia los dos hombres para después hacerlos flotar y  lanzarlos a quien sabe dónde. Cuando la pequeña vio esa escena tan cómica, ignoró que sus ojos comenzaban a cristalizarse y se empezó a reír. Nina, satisfecha, cogió a su hermana “en caballito”, es decir, la subió a su espalda, y comenzó a caminar sin rumbo por aquel denso bosque en el que se encontraban.
Anduvo durante un rato, observando cada árbol y cada piedra que había por allí mientras Nieves se abrazaba, algo adormecida, a Nina.
La más pequeña de las dos se llama Nieves, una niña pequeña de seis años de edad; su pelo es blanco, pues de ahí venía su nombre, y tiene unos profundos ojos azules cual cielo despejado. Viste un vestido de color celeste pastel elegido por su hermana, al igual que sus zapatitos azules algo oscuros acompañados de unos calcetines largos blancos. Es, sin lugar a dudas, una niña adorable.
Nina es la hermana mayor de la pequeña Nieves, teniendo ya quince años, se ocupa ella sola de su querida hermanita; lleva su pelo negro como la mismísima noche suelto, ya que no le gustaba recogido, en su opinión: le queda horrible. Viste un traje del mismo color que su cabello con toques morados, dándole así, un aspecto de ninja, solo que sin la máscara y la vestimenta sin apretar tanto: parece una auténtica guerrera, o eso piensa Nieves. Al contrario que su hermanita, ella lleva una espada, por si acaso no puede usar su poder, el cual es hacer levitar lo que quiera con la capacidad de su mente.

-         -  ¿Eh?  -Nina se percató de que el bosque desaparecía justo en frente de una ciudad derruida y desolada- …

-         -  Nina… ¿qué pasa? –dijo la pequeña despertándose de su sueño- Nos hemos parado…

-         -  Nada, solo es que… ahí hay una ciudad –dijo mientras señalaba dicho lugar.

-          - ¿Una…ciudad? –las palabras de la chica de cabellos oscuros despertaron en la menor, un sentimiento irrefrenable de ir a investigar aquel sitio; Nieves se bajó rápidamente de la espalda de su querida hermana para después empezar a correr hacia la ciudad abandonada mientras escuchaba los gritos de Nina llamándola.

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