22 abril 2019

TIC, TAC

TIC

- ¿De dónde viene ese sonido?

TAC

- Me está poniendo nerviosa...

TIC

- Huh...

TAC

- .   .   .

TIC

- ¡Argh!

TAC

- ¡Que pare ya!

TIC

- .   .   .

TAC

- ¿De dónde provendrá?

TIC

- ¿Qué será?

TAC

- En esta habitación...

TIC

- ...no hay NADA

TAC

- ...nada...

TIC

- ¿Qué será?

TAC

- Esto es como...

TIC

- ... un bucle infinito...

TAC

- El sonido se va...

TIC

- ...viene otro...

TAC

- ...el otro que se fue, aparece...

TIC

- ... y el otro...

TAC

- ...otra vez.

TIC

- Una... y otra... y otra vez.

TAC

- ¿Con distintos intervalos de tiempo...?

TIC

- Unos duran más...

TAC

- ... y otros menos...

TIC

- Ya han pasado varios minutos.

TAC

- Y el sonido...

TIC

- SIGUE

TAC

- Me aburro.

TIC

-Tic.

TAC

- Tac.

TIC

- Tic.

TAC

- Tac.

TIC

- Tic.

TAC

- Tac.

TIC

- Solo se me ocurre imitarlo.

TAC

- Hehe...

TIC

- Es divertido.

TAC

- Desde mi punto de vista, claro.

TIC

- .   .   .

TAC

- El sonido me vuelve a molestar...

TIC

- Que pare ya...

TAC

- Que pare ya...

TIC

- ¡Que pare ya!

TAC

- ¡¡Que pare ya!!

.   .   .

- Se ha... detenido.


.   .   .

- ¿Qué ha pas-











¡¡BOOM!!







Te fuiste

Ay, amor... ¿por qué te has ido? Éramos inseparables, éramos la típica pareja que paseaba todos los días, la típica pareja que intentaba quedar a todas horas, la típica pareja que al ir a algún sitio daba envidia a los demás enamorados...
Me acuerdo de aquel hermoso día de verano, ese día en el que me entregaste tu corazón, ese día en el que no podíamos parar de ruborizarnos, ese día en el que nos habíamos pasado todo el día en la playa... con esas olas... esa arena... ese aire a salado... el día perfecto, inolvidable.

.   .   .

... o al menos para mí.
Me acuerdo también de ese día en el que fuimos a la feria, tu te desvivías para conseguirme ese peluche gigante con forma de oso, ¡te gastaste todo el dinero que tenías solo por regalarme esa bonita muestra de afecto! ¡bobo, no tenías porqué! Yo solo lo quería como recuerdo, un recuerdo sobre ese día... me valía cualquier otra cosa... Aún sigo teniendo ese adorable peluchito en mi cuarto, me alegra los días cada vez que lo veo.
Me recuerda a ti...

Éramos la pareja perfecta...
espera... ¿éramos? Sí, creo que si...
Te fuiste, no tuviste el valor suficiente como para decirme esas dolorosas palabras que suelen decir las parejas cuando ya no se quieren: "No es por ti, es por mí. Pero, ¡hey! podemos ser amigos".
Pero tú simplemente no dijiste nada, te fuiste así, sin más. Sin decir palabra alguna me dejaste sola en este mundo...
¿Por qué?

.   .   .

Seguro que fue esa chica, ¿no es así? Pero... no comprendo... ¿qué tiene ella que no tenga yo? Es decir, no la he visto pero... tengo curiosidad. Si no importa, ella no debería habernos separado, éramos la pareja ideal.
¿Por qué me duele tanto en la zona del pecho cuando hablo en nosotros en pasado? ¿por qué me lastima tanto? ¿por qué caen lágrimas de mis ojos? ¿por qué me siento tan... sola?

.   .   .

Sí, lo sé, puede que haya personas más unidas que nosotros, pero... ¡eso no importa! Somos una pareja perfecta.

.   .   .

... o lo éramos hasta que ella nos separó... ¿por qué esa chica, cuyo aspecto es lo único desconocido en mi pensar, nos separó? ¿por qué a nosotros? ¿qué quería ella de ti?

.   .   .

Supongo que nunca lo sabré... pero..., amor, por favor, dime... ¿quién es esa tal "Muerte"?

15 abril 2019

Fría

- ¿Dónde está esa chica
alegre, feliz, animada y
llena de vida?

- Desapareció,
nadie se preocupó,
pues a nadie le importó.
¿Alegre feliz y animada?
Ahora ya está acabada,
rota y dolorida.
¿Llena de vida?
Fría.

Rosa

Rosas, como el nombre de
las flores.

Rosas, como tus labios de
mil sabores.

Nadie

Nadie se acostumbra al amor;
nadie se acostumbra al horror;
nadie se acostumbra al dolor,
pues ni el mejor actor
sabe disimular su temor.

La Detective Ricitos de Oro

-        Ugh…no viene nadie…- dije para mí misma.

La habitación se encontraba poco iluminada, solo unos delicados rayos de sol se atrevían a adentrarse en el lugar, atravesando los “agujeros” de las persianas; se podría decir que “no había ni un alma”, excepto yo, claro está. Ninguna persona se digna a pasar por mi negocio…¿las reformas hicieron que quedara tan mal por fuera? Bueno, si pintar el edificio se le puede llamar así…
Dirijo mi mirada hacia el suelo, centrando mis pensamientos y mi concentración en un papel arrugado que anteriormente había intentado meter de un lanzamiento a una papelera cercana.
Suspiro pesadamente mientras me acomodo en la silla, recostando mis piernas en mi escritorio. Puede que venga alguien pronto. O no.

-       Eh…¿perdone?- llamó una voz masculina.

Me sobresalto y rápidamente me siento bien, apoyo mi brazo en la mesa para que mi mano soporte el peso de mi cabeza. Miro a mis clientes como el que no quiere la cosa y comienzo a hablar…

-       ¿Desean algo? – pregunto con un tono serio.
-       Mamá…-dijo el pequeño- vámonos…

Por dentro, mi alma se ha caído a plomo.

-       Hijo, no me seas desagradable – se molestó la madre del osito- Esta chica va ayudarnos .
-       ¡E-eso! – colaboro rápidamente.
-       Y gratis.
-       No se pase, señora.
-       Bueno, - empezó a decir el oso- hemos venido para ver si nos podía ayudar…
-       Gratis- recalcó la osa.
-       Señora, por el amor de Dios, que esto no es una obra de caridad – espeto de mala manera, aquí yo presto mis servicios para ganancia.
-       Está bien…- refunfuñe. Sonrío victoriosa.
-       Bueno…¿cuál es el caso? – preguntó intentando retomar el tema.
-       ¡Oh, si! – recuerda- El caso…- tose para aclararse la voz- Nos gustaría que investigaras un ..esto… allanamiento de morada – mira a su esposa- ¿sí?¿no? – se encoge de hombros- algo así.
-       Ummm…-cojo mi bloc de notas y mi bolígrafo – Cuénteme todo: detalles, situación, escena del crimen,…
-       ¿C-crimen? O-oh…vaya – medita – bueno, mi familia y yo vivimos en el bosque, solo somos una pequeña familia de osos que vive honrada y pacíficamente en su tranquila casita de madera… - su mujer tose - ¡Ah, si! Nos fuimos a pasear porque hacía un buen día y-
-       ¡Yo recogí flores! – dijo el pequeño enseñando un bonito ramo de margaritas, acercándolas a mi cara.
-       Son preciosas…
-       ¡Tome, señorita Ricitos de Oro! – me da una.
-       Muchas gracias – sonrío y me pongo la margarita en el pelo, apartando mis rizos rubios. Es blanca, con pequeños trazos opacos de tonos rosa claro que nacen del centro amarillo de aquel ser vivo. Es una flor hermosaContinúe, señor…¿oso? – me atreví a decir.
-       Pues… – oh, acerté – al volver del paseo, la puerta de la casa estaba abierta, entramos y nuestras sillas estaban rotas y-
-       ¡Se comieron nuestra comida!
-       ¡Y durmieron en nuestras camas!
-       Wow…   exclamé mientras anotaba todo – y… ¿cuándo sucedió esto?
-       Ayer – señaló la osa.
-       ¿¡Ayer!? – grité - ¿Y por qué no vinieron ayer?
-       Estábamos comprobando que todo siguiera en su lugar… y cuando nos dimos cuenta ya era tarde.
-       ¡Y no queríamos despertarla, señorita Ricitos!
-       Que considerados – dije mientras sonreía- Está bien…- agrego – creo que ahora es hora de ir al escenario del crimen.
-       Sí – asintieron.


*************************


            Para entrar al bosque hay que abrir una puerta blanca metálica de estilo modernista, a los lados del objeto había dos extensas vallas que parecían no tener fin. No sé con exactitud cuanto mide, pero yo diría que, teniendo en cuenta que es más alta que yo…Unos dos metros o por ahí. Por los agujeros decorativos asomaban algunas enredaderas con hojas y rosas de un intenso color escarlata, y las hojas eran de un verde que no parecía ni real.

-       Llegamos – comentó el oso – o al menos a la entrada – se ríe.
-       Es todo muy bonito, sí.
Abre la preciosa puerta color marfil, dejando ver unas preciosas vistas al interior. Todo es mejor de lo que me imaginaba. Hay una cantidad difícil de creer de árboles y flores, éstas con mariposas revoloteando a su alrededor; una de ellas se acerca curiosamente a mí, ¿será que piensa que soy una flor? Oh, creo que es por la margarita que me dio el osito antes…que decepción.
-       ¡Por aquí! - dijo con alegría el osito – hay que seguir el camino de piedras – sonríe. Que monada.
-       Así es – celebró la madre acariciando dulcemente la cabeza del pequeño despeinándolo un poco y provocando unas risas por parte de él.
Miré al suelo, el osito tenía razón: una senda de piedras se abría paso entre la vegetación. Empezamos a caminar. Todo es precioso, algo difícil de describir. Los árboles son tan altos y tienen tantas hojas en sus ramas que pocos rayos de sol iluminan el bosque, produciendo un encanto mágico. Una imagen de mi oficina se me pasa por la cabeza, provocando que compare el sitio en el que me encuentro con el que me suelo encontrar. Aquí da el aire, es puro y da gusto respirarlo.



**************************


-       ¡Casa! - exclamó el pequeño corriendo hacia el lugar mencionado por él.
Es una casa de madera, el tejado rojo y el resto marrón. En las ventanas hay flores, al igual que al lado de la puerta, la vivienda el buzón…¡Propio de una invasión!.
-       A ver…la llave… - murmuró el oso sacando el objeto deseado de su bolsillo izquierdo – aquí está.

Se acercó y abrió la puerta, todos entramos.

-       Y…¿bien? – pregunto sacando mi bloc de notas y mi bolígrafo – Necesito ver las pruebas, bueno, el escenario del crimen.
-       Por aquí, por favor -anunció la osa dirigiéndose a lo que sería el salón - ¡Nuestras sillas…! – se lamentó - ¡Rotas!.
-       Mmmm… - me acerqué y las examiné con mi lupa – Parece que la silla del osito está completamente rota…, la de la osa solo la pata de atrás…, pero la del oso la veo bien…- comento para mí misma en voz baja, anotando todo – Emmm…¿las camas? – pregunté.
-       ¡Ah, sí! – se sobresaltó el padre – Subiendo las escaleras, a la derecha – aclaró.
-       Bien – añadí para después subir.

Por alguna extraña razón, la casa se me hace vagamente familiar…¿por qué será?.
Había tres. Una. Dos. Tres camas. Todas colocadas en línea recta y con un metro de distancia (más o menos) entre ellas.
Primero examiné la más pequeña, no noté nada fuera de lo normal, las de los padres, en cambio, se veían raras. Aparté las mantas y vi unas manchas rojas. Palidecí. ¿Irían a…? Por un momento pensé que habían matado a alguien ahí, pero al percatarme de la presencia de una cuchara y unos pedazos de pan y ensalada, volvía a sentirme normal. Me agaché para ver debajo, apartando varios tirabuzones (de mi pelo) que se habían puesto delante de mi cara.

-       No… - musité – No puede ser…es…imposible - me tapé la boca. ¿Qué hacía eso ahí?

Recogí mi lazo rojo del pelo rápidamente y me incorporé. ¿Cómo ha llegado mi lazo hasta aquí…?
Bajé las escaleras.

-       Señorita Ricitos de Oro…- me llamó el osito tirando de mi larga chaqueta - ¿Sabe quién ha sido?
-       Eh…¡sí! – miento, nerviosa. Me acabo de acordar de todo lo que pasó…ayer vine a este bosque de noche a buscar una flor rara para un cliente y no me di cuenta de la advertencia que me habían dado: la flor soltaba una especie de aroma extraño mientras se encontraba en su hábitat natural, como mecanismo de defensa…No quiero ni pensar en las cosas que pude hacer en ese estado…
-       ¿Y bien? – preguntó la osa.
-       Pues…todo indica a que fue…emmm…una…una…¡ardilla! – sonreí nerviosa - ¡S-sí, eso!
-       Oh, vaya.
-       Y…¿saben qué? Gratis – me despido con una sonrisa y me voy rápidamente de ahí.
Un día más, supongo.

03 marzo 2019

Un día más




https://teresadientedeleon.blogspot.com/2012/11/hablando-en-plata-frases-hechas-y.html


Mi participación en el ''concurso'' de las frases hechas.


.............................................................................

Debí cerrar mal anoche la persiana, ya que unos pocos rayos de luz amenazaban con apoderarse de mi recogido cuarto mientras, de desperezaba estirando los brazos acompañados de algún que otro bostezo. Miré mi reloj, con gran dificultad a causa de mi reciente despertar, eran casi las siete en punto: la hora de levantarme, que suerte. Me levanté y tambaleando, me dirigí al cuarto de baño para asearme, en otras palabras, fui para no verme tan despeinado y albanado como hace apenas unos segundos. Aproveché la ocasión para vestirme; escogí una de mis mejores vestimentas: una camisa blanca siendo cubierta por una preciosa – en mi opinión – americana color beige, los pantalones, del mismo color para terminar una corbata roja adornando mi cuello.
Me deslizo hasta la cocina para prepararme un café, no hay nada mejor que una buena taza de dicha bebida para despertarse completamente. Mientras la cafetera se las arreglaba para elaborar el café, yo tomé la importante decisión de prepararme unas tostadas. Unas tostadas a las que después cubriría con mermelada de melocotón y otras de fresa. Buenísimas.
Cuando me encontraba terminando de degustar este delicioso manjar, la sofisticada máquina de hacer café llamó mi atención: estaba listo.
En una taza de cuidada porcelana blanca fue donde vertí una pequeña parte de la jarra, en la que anteriormente se encontraba rebosante del delicioso líquido marrón. Quemaba.
Miré la hora – esta vez con el reloj de mi muñeca izquierda – quedaba poco tiempo para marcharme. Tenía que darme un poco de prisa si no quería salir tarde para ir al trabajo.
Dejando el café enfriando, me dirigí a preparar mi cartera, recuerdo haber dejado mi estuche en el escritorio…
Ya con todo listo, vuelvo a la cocina, esta vez con el objeto antes citado, para beber el café ya templado. Buenísimo. Cuando termino dejo la taza en el fregadero, junto al plato que usé para comer las tostadas, para ir al servicio a arreglarme antes de salir por la puerta e ir a trabajar.
Al salir de mi acogedora morada siempre procuro fechar la puerta, no quiero que me roben nada de esas cosas que salen en el televisor.
Decido ir andando hasta el I.E.S. Siem-Gum, donde trabajo: un edificio de ladrillos pintados de un naranja oscuro que, en mi opinión queda bien; unas ventanas decoran las paredes mientras que las puertas no hacen mucho acto de presencia. Una bandera de nuestro país adornaba, cual guinda en un pastel, la que sería la entrada del edificio. Un gran reloj llamaba la atención de todo el que caminaba por allí cerca, haciendo que personas de todas las edades se fijasen en los números romanos y las agujas de hierro que se plasmaban allí mismo. Perfecto.
Unas voces me sacaron de mis pensamientos justo cuando esperaba a que el semáforo me diera la señal de paso. Hablaban dos chicas, de unos dieciséis años – más o menos – por lo que sé de lengua castellana, la materia que enseño en el instituto, que usaban una gran variedad de vulgarismos. Un registro bastante coloquial…

-              Y, tía, te lo juro – dijo una de las chicas – se armó la Marimorena en la casa del Ricky cuando hizo la megafiesta esa.
-              ¿Por qué? – preguntó confusa su acompañante.
-              Joder, los padres le pusieron el castigo del siglo.
-              ¿Le han vuelto a quitar la paga o le mandarán a trabajar para su abuela “again”?
-              Ni chicha ni limoná – contestó sin darle mucha importancia a lo que dijo su amiga – No podrá salir en un mes.
-              “LOL” – se sorprendió – Que desgraciado, el pobre…”castigao”
Menos mal que el semáforo cambió a rojo, porque si no, les habría dado una buena clase para mejorar su vocabulario. Siempre he sido una persona morigerada, pero me molestan las personas así.
Dejando a esas dos jovencitas, ahora fuera de mi vista, pude darme cuenta de como se encontraba la calle. Había estado lloviendo toda la noche y obviamente, el suelo estaba mojado y con grandes charcos, de un agua sucia, más no todos. El ambiente desprendía un ligero y poco perceptible olor a preticor agradable.
Dirigí mi vista al cielo sin dejar de caminar, un gran arrebol se hacía presente al mirar hacia arriba; me atrevería a decir que había una ligera iridiscencia en algunas partes.
Egresando a la realidad, me fijo en una señora, una mendiga, lo sé por la ropa.
-              “Darme” una monedita, - suplicaba – “porfavó”, una ayuda para mí.
Me costó ignorarla, más bien no pude resistirme a obsequiarle unas cuantas monedas brillantes.
-              Gracias, señor – agradeció – es “usté” muy amable.
-              No es nada, señora – a pesar de que sus errores gramaticales se clavaban en mi cerebro como cuchillas, me limité a sonreír e irme.
Cuando me alejé, no pude evitar pensar una frase hecha, perfecta para la situación: << Apaga y vámonos>>, esta sociedad debería aprender más sobre la lengua, ¿quién sería capaz de entenderte si hablas como un mono? Nadie, excepto la demás gente como tú. ¿Por qué no esforzarse en aprender un poquito más? Si a las personas que están en la calle les dieran clases o si, la juventud prestara más atención a los estudios…
En un santiamén cambiaría la sociedad, pondría la mano en el fuego a que tengo razón.
            Llego al instituto y como siempre, solo hay dos alumnos, - no les he dado clase pero se ve que son de primero.
Les saludo con una sonrisa mientras bajo levemente la cabeza y ellos me responden con un …
-              ¡Buenos días, “profe”!
El edificio está completamente vacío. Miro mi reloj me percato de que ya son las ocho. Voy a la sala de profesores a coger unas fichas para mis pupilos. Dentro si que había humanidad, estaba Susan, la profesora de Gimnasia, Reah, la profesora de Ciencias Sociales, y Leonardo, el profesor de Educación Plástica y Audiovisual, les saludo a los cinco minutos me voy al aula en la que tendría que dar clase a primera hora.
-        Mmm – murmuró – Así que la clase 4ª, ¿eh?
Abro la puerta lentamente – aún sabiendo que nadie se hallaba dentro – y dejo mis cosas en el escritorio. Es una mesa verde, con un ordenador a la derecha, el teclado se hallaba cerca del monitor, al igual que el ratón o “mouse”.
Me siento en la silla acolchada que está específicamente colocada en las aulas para nosotros, los profesores. De mi cartera saco los exámenes de la otra clase para ponerme a corregirlos, ¿qué más podía hacer mientras nos venían mis alumnos?
Por fin llegaron y como todos los lunes por la mañana, entraron en “grupitos” y cada uno de ellos llegando cada vez más tarde. Decidí comenzar la clase, el timbre había sonado hace cinco minutos.
-        Bien, chicos y chicas – digo mientras me levanto – Hoy hablaremos de las frases hechas, ¿alguien sabe lo que es?
-        No – responden
-        ¿Su significado?
Se hizo un silencio sepulcral
-        Ejem… ¿qué son las frases hechas? – a la tercera va la vencida, ¿no?
-        Profe”… - contestó una alumna de pelo rubio – Es lunes
-        Y por la mañana – continuó otra
-        Para mí como si es un domingo por la mañana – exclamo – Una frase hecha es una frase o expresión que tiene forma fija – dicto – A ver… ¿alguien sabe qué significa la frase hecha “dar gato por liebre”?
Otra vez el silencio, es como si le hablara a una pared.
-        Emmm… - empezó a decir uno de mis muchos alumnos – Sería como que… en vez de darte una cosa te dan otra, ¿no?
-        Sí… emmm… bueno, digamos que sí – expuse - ¿alguno de vosotros me sabría decir una frase hecha?
-        ¡Oh! – exclamó uno de los chicos de la primera fila – “vete a la porra” es una de esas, ¿no?
-        Sí – afirmo mientras él se alegra - ¿Y qué significa?
Su sonrisa se desvanece.
-        Me lo temía… veamos… - pienso – para que les sea fácil de recordar… es lo que se dice cuando nos tocan las narices – la clase se empieza a reír. Mando callar mientras esbozo un sonrisa - ¿otra frase hecha más?
Otra vez silencio… qué tímidos.
-        Las paredes oyen”… - todos en la clase la miran con atención, yo el que más. Susie nunca habla, a no ser que sea para decir algo… oscuro – Oh… y también “cría cuervos y te sacarán los ojos”… - mostrando una imperceptible sonrisa… es lo que siempre dice mamá… - nada más terminar, se hunde en su asiento.
-        Vale… muy bien Susie… bien chicos, el significado… - cojo aire – la primera significa que hay cuestiones que tienen que quedarse en secreto sí o sí, y la segunda que todo el afecto entregado se convierte en ingratitud, ¿entienden?
Nadie responde, esto es como una escuela de “zombies”.
-        Esta clase brilla por su ausencia. ¿Así van a ser todas las clases hasta que me jubile?
-        Estar a dos velas”, que significa que no tienes dinero ni nada – dice uno.
-        Echarle a uno el muerto” es que otro cargue con la culpa – dice otro.
-        Morder el polvo” significa perder o caer vencido – contó otro.
-        Vérsele el plumero”… alguien que…. Deja entrever claramente sus intenciones, ideas… y pensamientos – añadió otro
Chicos y chicas… - digo algo furioso - ¿están leyendo los ejemplos del libro?
-        No… - responden todos al unísono. Nos echamos todos a reír.
De un castigo o un negativo no se libran

12 enero 2019

La triste realidad

➤ https://teresadientedeleon.blogspot.com/2018/12/asi-se-usa-los-se-taller-de-escritura-y.html


Sinceramente, me llamó la atención y me puse manos a la obra.

No lleva todos los tipos de ''se'', pero lo importante es intentarlo.


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· Parte 1: Narrador omnisciente

Se había levantado pronto, sobre las siete y media de la mañana, no le importaba la hora ya que siempre que se despertaba era, todos los días, entre las siete y las ocho, cuando el sol aún amenazaba por salir y así poder fundirse con un cielo repleto de diferentes tonalidades de colores.
Le había costado despertarse: había pasado la noche en vela por culpa de sus vecinos, que no pararon de de gritar y, al fin, tras oír un disparo y el aullido de lo que parecía ser un perro, la paz pudo reinar por fin; sin tener en cuenta los ladridos de fondo de los demás animales caninos.
Dejó la cama sin hacer, <<Ya la haré luego, ¿qué más da ahora o más tarde?>>, se lo repetía diariamente para no tener que hacer esfuerzo alguno tan temprano. Se dirigió, tambaleando por el sueño mientras se frotaba cuidadosamente los ojos, hacia el baño para una vez allí poder deshacer los fuertes nudos de su larga cabellera. No lograba entender como más de mil células muertas agrupadas y en su cabeza podían dar tantos problemas.

Siempre se miraba en el espejo mientras se cepillaba el pelo. Siempre se preguntaba como había acabado así. Tanto en el colegio como en el instituto como en la universidad sacaba unas buenas calificaciones, no eran muy dignas de matrícula de honor, pero eran buenas. Suyas y sin trampas, no como hacían sus antiguos compañeros. Simplemente suyas. Y eso la hacía sentir orgullosa de sí misma. Lo único que la hacía sentir así.

- Mmm...listo.

No lo dijo muy convencida, pero no importaba mucho: para ir a desayunar le servía.
Caminó hasta la cocina y una vez dentro cogió una taza: su favorita, la que le había regalado su madre antes de irse de casa para comenzar lo que sería su nueva vida.
Era de un azul oscuro, al igual que sus profundos ojos color cielo nocturno, y con unos puntitos amarillos simulando unas estrellas; todo ello formaba el compendio de una bonita noche estrellada. Sin duda, una taza hermosa, al igual que su dueña.
Puso café dentro de la pieza de cerámica anteriormente mencionada y deslizándose por la cocina se sentó en la única silla del lugar; ésta se hallaba al lado de la mesa central.
Nada más depositar su delicado cuerpo sobre el asiento, un gran sentimiento de tristeza y melancolía la inundó cual barco en una tormenta en mitad de un mar potentemente embravecido sin futuro alguno: había visto una nota. La nota.
Escrita en cursiva y en una letra digna de mérito. Escrita para cualquiera que entrara por curiosidad en su apartamento. Escrita con lágrimas y dolor. Escrita para seguramente nunca destinada a ser leída.

- ¡Miau~!

La chica se sorprendió por la repentina aparición de su querido gato acompañado de un maullido, sacándola por unos segundos de su mente. No pudo evitar sonreír mientras unas lágrimas se deslizaban por su cara al recordar otra vez el propósito de aquel trozo de papel. Sonreía para ocultar su gran dolor ante su peluda mascota.

- Siento... siento haberte involucrado en... todo esto...- susurró abrazando a su minino. Su sonrisa había desaparecido -... espero que puedas perdonarme algún día...

Lo abrazaba realmente fuerte, teniendo cuidado de no lastimar el delicado y suave cuerpo del animal. El gato estaba confuso por la situación, pero era un abrazo y claro: acabó correspondiendo feliz a la bonita muestra de afecto de su querida dueña.



•   •   •


Las cosas se torcieron.


•   •   •



· Parte 2: Narra el gato

Tengo hambre. Tengo sed. Necesito cariño y mimos. Necesito a mi dueña.
Estoy seguro de que la vi entrar hace  creo que un día en su habitación; espero que salga pronto. Maúllo pero creo que no me escucha y mis arañazos hacia la puerta no le importan. Seguro que está con esa especie de ventana luminosa que desprende luz otra vez.
Sigo delante de la puerta cerrada de su habitación y se me duermen las patitas al estar tanto tiempo quieto... y sin quedarme dormido.
¡Iré a la cocina a hacer tiempo y a ver si hay algo para comer y beber!
Mmm... no veo nada... pero hay una cucaracha que está patitas arriba, ¿querrá, como yo, cosquillas y caricias en la tripa?

- ¿Miau?

Que raro, no se mueve... estará durmiendo, la dejaré descansar. Que duerma bien, señora cucaracha, espero que pueda soñar con algo bonito.
¿Miraré encima de la mesa? Ayer no pude subir... ¡pero hoy seguro que lo conseguiré!
A ver... me subiré a la silla... yo... puedo... ¡yo... puedo...!

- ¡Miau!

¡Sí, lo conseguí, estoy en la silla!
¡Siguiente destino: la mesa!
¡No!
¡Me voy a caer!
¡¡Ayuda, Marie!!

- ¡M-miau...!

. . .

Uff... eso estuvo realmente cerca... ¡soy un gatito con suerte!
Bueno, no mucha... creo.
¡Oh, un trozo de papel! Tiene muchas líneas muy raras pintadas... es raro.
''Ñeh''.
Bueno, ya que no hay nada de comer aquí iré a ver si la puerta ya está abierta por fin.
¡Abrazaré a Marie con todas mis fuerzas gatunas!

- ¡Miau, miau! (¡Marie, estoy aquí!)

Creo que me hice daño en una de mis patitas... bajar saltando de la mesa como si nada no es bueno.
Oh... no está abierta, ¡''jo''!

- ¡Miau, miau! ¡¡Miau!! (¡Abre la puerta, porfavor! ¡¡Marie!!)

Gritarle no funciona... ¿y si..? No, arañar otra vez la puerta tampoco.

- ¿Miau?

Hay una especie de puertecita gris y fría con rayas... no, son agujeros largos.
¡Podría intentar entrar a la habitación desde aquí!
¿Cómo no me había dado cuenta antes? Ay... gato tonto.

- Purrrrrrrr~...

Hay unos círculos pequeñitos que no me dejan abrirla... igual si los muerdo... no, no llego y me hago daño. Mmm... puedo utilizar mis uñas, espero que no se me rompan... dolería mucho... como aquella vez que se me rompió una cuando estaba rasgando el sofá mientras Marie me regañaba.
Uno de los círculos de abajo estaba un poco suelto, ¡bien! Ahora... el otro.

.  .  .

- Miau...

Cuesta un poco... me duele la pata... descansaré un poco...

.  .  .


- Mi...au

¿Cuánto tiempo he dormido? Bueno, no importa... ¡en marcha!

- Miau... miau... (A ver... esto era así...)

Casi... casi... ¡Ya!
¡Sí, lo conseguí!
Ay... mi uña... duele... Al final me la he roto, que mala suerte tengo...
¡Estupendo! No puedo abrirla. Tengo que quitar, por lo menos, otro... pero no puedo... mi...

- ¡¡Miau!! (-es un maullido/grito de ira-)

Me meteré por ahí, ¡''cueste lo que cueste''!, como decía Marie a veces.
¡Ay, ay, ay...! E-estoy dentro... bien...
Hace frío y está oscuro... tengo miedo...
Al correr suena un ruido muy fuerte, ¿seré yo?

- ¡¡Miau!!

Me he caído... eso me pasa por correr, soy muy torpe... lo olvidé.

.  .  .

- ¿Miau?

El... el suelo es... suave...y...¡y blandito...!
¡Lo logré, entré!

- ¡Miau, miau, miau! (¡Marie, estoy aquí, lo conseguí!)

¡Oh, está durmiendo! Tiene los ojos cerrados y parece no tener más pesadillas, ¡ha logrado soñar!
Voy a subir con cuidado... ay, la pata y la uña, cierto... con más cuidado.

- ¡Miau! (¡Marie!)

En la cama hay un bote vacío, no sé qué es pero de un zarpazo al suelo que va.

- ¡Miau, miau! (¡Marie, despierta!)

¿Cuántas veces tengo que cabecear al lado tuya?
¿Mmm? Estás muy pálida... ¿estás enferma? Perdón si te molesto, Marie, no lo sabía...
Me quedaré aquí, esperando a que despiertes.
Me quedaré aquí, a tu lado.
Me quedaré aquí.

- Miau, miau... miau (Dulces sueños, Marie...te quiero)



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· Parte 3: El contenido de la nota

<< No sé quién eres, pero si estás leyendo esto te lo agradezco; debo de parecerte lo suficientemente importante como para que te tomes la molestia de leer este papel.
Me esperaba un final más feliz en mi historia, pero el destino es cruel y siempre intentará lastimarte por donde más duele, te lo digo por experiencia propia. Así que: CRÉEME. O no lo hagas, es decisión tuya y no mía.
Me gustaría que tú, la persona que está leyendo esto, cuidara de mi más preciado tesoro: mi gato, Lucky. Siempre estuvo ahí para levantarme el ánimo y ayudarme en los tiempos difíciles con su cariño gatuno... realmente amo a este minino.
Lo adopté cuando me iba de mudar a un apartamento cerca de mi antiguo trabajo, hace casi un mes.  Lucky acababa de nacer unas semanas atrás y ya me lo había llevado para darle todo mi amor y cariño.
Cuando perdí mi trabajo, mi adorable mascota me animaba de alguna forma; pero, con un gato y sin un oficio la cosa no podía acabar bien, y menos con el alquiler y demás. Como no tenía dinero para pagar el apartamento en el que vivíamos, ambos decidimos mudarnos a un sitio más barato: no encontré nada mejor a tan poco precio y acabamos en el barrio ''chungo'' de la ciudad. Era, es y será horrible: ladridos de perros, gritos de todos tipos, sonidos de disparos,... Eso no es vida, y si lo es... no lo parece, en serio.
Bueno, que no quiero hablar de mi penosa y supongo que triste vida, solo escribí esto por un solo y único motivo: quiero que tú cuides de Lucky, mi pequeño y peludito tesoro, por favor. Dale lo que yo no pude: un hogar, uno en buenas condiciones.
Te lo pido a ti porque yo no tuve el valor suficiente como para abandonarlo o devolverlo al Centro de Recogida de Animales, me dolía demasiado despedirme de él; así que, como una cobarde he optado por la razón más estúpida pero fácil. No abandonaría nunca a Lucky, nunca, es por eso que, si tenía que dejarlo ir, fuera de esta manera: que se lo llevara otra persona sin que me diera cuenta.
Todo esto me parte el corazón. Que conste que no he decidido este final por solo el propósito de darle una vida mejor a mi mascota, solo he dejado mi depresión y dolor libres...: mamá y papá ya no están... Dan me amargó la vida conspirando contra mí en el trabajo... Amanda me robaba mis cosas y me sacaba fotos en el trabajo, solo por el hecho de que creía que le iba a quitar su puesto en la empresa... nadie me contrataba... el barrio me volvía loca y me entristecía...
Lo único que me mantenía con vida era Lucky y yo se la estaba quitando a él inconscientemente poco a poco...

Cuídalo bien, por favor.

Y recuerda, para que no te pase como a mí que, aunque no lo parezca, la vida es más dura y cruel de lo que parece.>>








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Se había levantado ➝  Se pronominal
se despertaba ➝  Se pronominal
despertarse ➝  Se pronominal
se lo repetía ➝  ''Falso se''
Se dirigió ➝  Se pronominal
se frotaba ➝  Se reflexivo
se miraba ➝  Se reflexivo
se cepillaba ➝  Se reflexivo
se preguntaba ➝  Se reflexivo o pronominal
irse ➝  Se pronominal
deslizándose ➝  Se pronominal
se sentó ➝  Se pronominal
se hallaba ➝  Se pronominal
se sorprendió ➝  Se pronominal
se deslizaban ➝  Se pronominal
se torcieron ➝  Se pronominal
se me duermen ➝  ''Falso se''
se mueve ➝  Se pronominal
se lo llevara ➝  ''Falso se''